hemos madrugado sin talento y hace frío como en los mejores días de invierno, pero estamos preparados para lo que nos echen!
Aquí, en una tierra de gran tradición automovilística, casi al lado del famoso circuito del Guadalope y casi viendo la nueva Ciudad del Motor, esperamos que las buenas carreras que, ya hace un tiempo, se vieron en Alcañiz, vuelvan a repetirse aquí en los vecinos caminos de Valmuel.
Antes de nada, y por supuesto, a reponer fuerzas.
La tortillica, las patatas fritas, la longanicica,
el queso manchego... y la bota de vino que no falte.
Tras el almuerzo, tocaba ponerse a la faena.
Afrontábamos la última carrera de la temporada, tranquilos y confiados después de una temporada sin grandes incidentes y con el 205 "casi recién salido de fábrica".
¡Qué poco sabíamos lo que nos esperaba!
Primeramente, y para empezar con alegría, tuvimos UN REVENTÓN.
Así lo vieron nuestros amigos de http://www.motoradicted.com/
Cinco minutos perdidos y menos mal que nos tocó cerca de boxes por lo que pudimos cambiar la rueda y continuar sin mayores problemas. Aunque eso sí, con mucho cuidado porque el circuito era bastante rudo, con mucha piedra, y no queremos hacerla más gorda.
No queríamos, no queríamos hacerla más gorda,
pero que, al final, la hicimos...
Piedra gorda camuflada en una curva y toma OTRO REVENTÓN con regalo
Sí, con regalo de parachoques destrozado, trapecio delantero derecho deformado, puerta del copiloto que ya no cierra, faro delantero derecho a tomar viento...
¡Los pelos se nos ponen de punta!
Con esas, llegamos a boxes como pudimos. Lluvia de piezas y llanta a rastras por el camino, incluídas.
Allí, nuestros mecánicos sólo pudieron confirmar lo que ya nos temíamos:
teníamos que retirarnos porque los daños eran serios,
habría que visitar el taller.
Piloto y copiloto desolados.
La afición que tuvo que recoger el champán.
Vaya, vaya con Valmuel...
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